Cuando una ola rompe, transporta agua hacia la orilla. Antes de que toda el agua pueda fluir de vuelta, la siguiente ola rompe y trae más agua hacia la orilla. Al cabo de cierto tiempo, se acumula agua en la orilla. La cantidad de agua movida hacia la orilla es en función de la ola y olas más grandes llevan más agua hacia la orilla que las pequeñas. La mayor acumulación de agua se da en los cabos ya que las olas más grandes rompen ahí.
Este exceso de agua no puede volver al mar debido al continuo venir de más olas hacia la orilla, así que empieza a fluir paralelo a la costa como corriente a lo largo de la costa (o corriente perpendicular a la costa) hacia áreas donde las olas son más pequeñas y la acumulación de agua menor.
Eventualmente, la corriente a lo largo de la orilla transporta tanta cantidad de agua en el área de poco oleaje que el agua es capaz de fluir en contra del oleaje y forma lo que se llama corriente de oleaje (resaca o retorno), la cual fluye mar adentro perpendicularmente con respecto a la orilla. Las corrientes de oleaje son normalmente bastante rápidas, estrechas y se enfrentan a las olas entrantes. Las olas rompen normalmente más alejadas de la orilla o se deshacen al llegar a una zona de corriente de oleaje.
Las corrientes fuertes se pueden dar también durante el tope de marea alta o baja ya que cantidades grandes de agua intentan pasar por un espacio reducido, como el estuario de una bahía (mira: las mareas).
Algunas playas tienen banderas que indican el estado del mar ese día. Estas señales de prohibición puede que indiquen fuertes corrientes a lo largo de la costa o corrientes de oleaje (resaca). Puedes encontrar también avisos de fauna peligrosa, tiburones, medusas o bacterias en el agua.